Todo acabó, tus ojos sacudidos por una rosa, quedaron inmóviles en la nada. Te miramos y solo queda el recuerdo, un fantástico y esplendoroso recuerdo, que nos lleva a tu Alma, José Luis Méndez. Estamos contigo. Que Dios te proteja, te ampare, y te ilumine, con la luz de su mirada
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